Etimológicamente la palabra prospectiva tiene su origen en el vocablo
latino “prospectus” que hace referencia a la visión, al conocimiento, a la
comprensión, a la mira. El significado más preciso viene del verbo “prospicere”
que significa mirar a lo lejos, mirar
más allá. La palabra prospectiva ya fue empleada como sustantivo en el
siglo XVI por Paul Valéry, pero su significado actual lo acuñó el filósofo
francés Gastón Berger, que en 1957 fundó en París el Centre International de
Prospective. En Francia la prospectiva nació a causa de la preocupación por la
reconstrucción del país a causa de la II Guerra Mundial y con miras al
desarrollo económico del país.
En Estados Unidos empezó aproximadamente una
década antes que en Europa. Pero su propósito y su enfoque eran diferentes,
porque tenían una clara visión empresarial. El hito inicial fue la creación,
por parte de las Fuerzas Aéreas estadounidenses y la fábrica de aviones Douglas
Aircraft Company, del Proyecto RAND (Research and Development, investigación y
desarrollo) en 1946. Aunque no es hasta 1948 en que la RAND ya sin la Douglas y
bajo la fundación Ford deja de ser un proyecto para convertirse en la corporación
que conocemos hoy en dia. Poco a poco la RAND se fue configurando como un “think
tank” y se especializó en intentar responder preguntas de eventos futuros sobre
los que no hay datos. El resultado más conocido de su trabajo fue el conocido
método Delphi[1]
que sigue siendo uno de las métodos más usados en el mundo. (Serra del Pino,
2008, p.214).
La prospectiva, sea cual sea, constituye una
anticipación (preactiva y proactiva) para iluminar las acciones presentes con
la luz de los futuros posibles y deseables. Prepararse ante los cambios
previstos no impide reaccionar para provocar los cambios deseados. Dentro de la
lógica del triángulo griego, el color azul de la anticipación sólo puede
transformarse en el verde de la acción con el amarillo de la adaptación de los
actores implicados (Godet, 2007)[2]
Llegados a este punto, conviene distinguir entre futuro y devenir. El futuro es eso que sucederá mañana, el mes que viene o el próximo año. El futuro es acotable mediante variables y, por esa razón, es predecible e investigable y es el tema de estudio de la Prospectiva. En cambio el devenir (l´avenir en francés) se refiere a aquellos sucesos que ocurren de manera totalmente inesperada. Es totalmente impredecible y está cargado de incertidumbre. El devenir es difícilmente anticipado por la prospectiva porque no es acotable, sus variables son dificiles de localizar de una manera racional y frecuentemente escapa a esas variables. A esto se refiere el profesor Nassin Taleb cuando habla del "black swan". Por tanto, no sería correcto acusar a un analista de no haber predicho un "black swan", pero sí, por ejemplo, de no haber compartido información, que fue exactamente lo ocurrido en el 11S. En las próximas entradas, hablaré de las diferentes técnicas y programas especializados en prospectiva.
Recomiendo visitar OPTI: http://www.opti.org/
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BIBLIOGRAFÍA:
- GODET, Michel, “Prospectiva estratégica: problemas y métodos”, Cuadernos de LIPSOR, Cuaderno nº 20, Enero 2007.
- SERRA DEL PINO, Jordi, “La prospectiva y la investigación del futuro” en Inteligencia y Seguridad: Revista de análisis y prospectiva, nº4, Julio-Noviembre 2008.
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