Hay muchas formas de dibujar un círculo pero, a bote pronto, se me ocurren tres diferentes:
La primera de ellas es la más simple y consiste en dibujar simplemente la linea exterior del círculo
La segunda consiste en pintar el contenido del círculo pero sin marcar ninguna linea externa
La última y quizás la menos utilizada es sombrear el exterior para lograr el espacio en blanco que forme el círculo.
Llegados a este punto podríamos preguntarnos cuál de ellas es la más apropiada. La respuesta no es sencilla pues todas ellas cumplen de sobra el propósito buscado. En las dos primeras empleamos la vía catafática, esto es, buscamos dibujar directamente el círculo, en la última, en cambio, utilizamos la vía apofática, esto es, llegamos al círculo sombreando lo que no es el circulo.
Lo que acabo de decir es algo, a priori, sencillo pero tremendamente útil en análisis de inteligencia. La complejidad dinámica de las variables y los actores en el sistema hace que, frecuentemente, sepamos menos de lo que son las cosas que de lo que no son. Y este hecho se acentúa si hablamos de contrainteligencia. Lo que no son las cosas puede alumbrar nuestro conocimiento sobre lo que verdaderamente son. A veces las distracciones, la propaganda o las banderas falsas pueden hacer que nuestros mecanismos lógicos flaqueen y nos conduzcan a error. En estas circunstancias la vía apofática se torna un valioso aliado de nuestra mente porque mediante la exclusión podemos desemborronar todo el escenario.
Las dos vías que acabo de mencionar son una aportación clásica del pensamiento teológico, es decir, de Dios podemos decir muchas menos cosas de lo que es que de lo que no es. Las dos palabras derivan etimológicamente del griego. En griego catafático significa:"que dice sí"=afirmar y apofático significa "que dice no"=negar.
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