Los analistas israelíes piensan que no se debe esperar más. Para ellos la existencia misma del estado judío está amenazada. Además el momento es propicio porque Irán se encuentra debilitado por varias razones. Una de ellas son las sanciones económicas impuestas desde 2007 por el consejo de seguridad de la ONU. Otra es que su principal aliado, Siria, a causa de la violenta insurrección interna se halla imposibilitado para brindarle su ayuda. En arar de preparar el terreno para el bombardeo ya hay infiltrados en Irán y comandos de las fuerzas especiales. Eso por no hablar de las contundentes medidas que el Mossad ha adoptado en los últimos años con algunos científicos.
Estados Unidos, tradicional aliado de Israel, se encuentra entre la espada y la pared. Su análisis sobre la oportunidad del ataque es diferente. Los costosos escenarios de Irak y Afganistán han revelado al mundo los límites de su potencia y su incipiente declive como superpotencia. No es hora de nuevas aventuras y menos aún en año electoral y cuando Obama no tiene certeza de ser reelegido. De todas formas, también hay que tener en cuenta la omnipresente importancia electoral de la comunidad judía. Estados Unidos quiere cambiar su imágen. Después de la Primavera Árabe quiere pasar de ser complice de algunos dictadores como el tunecino Ben Alí y el egipcio Mubarak para aparecer ahora como mecenas de las incipientes y jóvenes democracias árabes. Una agresión militar a Irán no favorecería este "lavado de imágen" ante los islamistas moderados.
Sea como fuere, el ataque a Irán tendría importantes consecuencias militares y económicas. Desde un punto de vista militar no puede descartarse que algunos misiles balísticos iraníes (los terribles Scud y Shahab) alcancen territorio israelí o consigan golpear las bases americanas de Kuwait, Bahreín u Omán y poco podría hacer la V Flota al respecto. Eso por no hablar de la consiguiente nube radioactiva después de los bombardeos a los sitios nucleares iraníes que afectaría a toda la zona, incluidos los habitantes de Israel y los militares americanos.
Por otro lado, el cerrojazo al estrecho de Ormuz (por el que pasa un tercio del petroleo del mundo) tendría consecuencias directas sobre el precio del crudo en una época de recesión como la que vivimos. Pero cerrar el estrecho de Ormuz también tendría consecuencias para el mismo Irán porque los recursos de las exportaciones le son vitales, eso por no hablar de sus socios, como China, para la que Irán supone el 15% de sus importaciones de petroleo.
Turquía? Arabia Saudí? Irak? Podría Irán trasladar el conflicto a Irak?. ¡¡Hagan juego señores!!
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