Interesante artículo del periodista Antoine Champagne que narra lo que vio la periodista Margaret Coker del Wall Street Journal cuando visitó un centro dedicado a la escucha de la población tras la caída de Trípoli. En los informes figuraban los correos electrónicos y los extractos de chats de los opositores al régimen. En las paredes del centro había cartelitos de las empresas que hicieron la instalación de escucha: se trataba de Amesys, una filial de la empresa francesa Bull. La tecnología empleada era el DPI (Deep Packet Inspection). Según el periodista tanto Siria (gracias a la empresa francesa Oosmos) como China tienen esta tecnología
Cuando una dictadura cae, escribe el periodista, resulta difícil comprender cómo podía sostenerse en el poder. En Libia, Egipto o Túnez, la respuesta se encuentra en parte en la vigilancia sistemática de las comunicaciones. Con la ayuda del material proporcionado por las empresas estadounidenses y europeas que encuentran en estos lugares clientes sin complejos, así como un terreno donde probar sus técnicas a gran escala.
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