Ingrediente N° 1:
Al que no
le guste la revolución, que se vaya. Hágaselo difícil pero ábrale unas puertas.
Ingrediente N° 2:
A la gente hay que mantenerla
ocupada aunque sea buscando comida. Mientras buscan cubrir sus necesidades
básicas, manténgalos presionados con los cuerpos de seguridad e inteligencia
para que no sean capaces de organizarse para protestar y sientan temor no solo
por ellos sino por sus familiares.
Ingrediente N° 3:
Venezuela tiene que calcular lo
que necesita para satisfacerlas necesidades básicas de la población. El resto
de la renta petrolera le estorba, y tiene que fundirlo. Eso, es una gran
oportunidad para quemar dinero mientras se compra y compromete la lealtad de algunos
y se inhabilita y persigue a los adversarios.
Ingrediente N° 4:
Asegúrese un enemigo creíble y poderoso, si no
lo tiene créelo (el llamado Objeto-monstruo, descrito por Noubel ). Así, los
suyos percibirán que usted es su defensor contra esa amenaza gigante que los
atropella y los opositores percibirán que tienen una esperanza en ese liderazgo
que es capaz de desafiar al poderoso gobierno.
Ingrediente N° 5:
Mantenga a los pobres en su
pobreza pero con esperanza, algunos deben saltar de allí y ascender en el
escalafón social y debe ser muy notorio y difundido por los medios de
comunicación. Dosifíqueles lo que les da, tanto en cantidad y como en
oportunidad, pero haga mucha propaganda que es el principal alimento de la
revolución.
Ingrediente N° 6:
Controle a los líderes y analistas de la
oposición para que le haga la mitad del trabajo. Unos que cacareen mucho pero
que “hagan poco” porque los tiene amarrados, chantajeados e inhibidos y los
otros porque riegan la propaganda que usted produce para generar miedo y
zozobra. Contra la espada y la pared la oposición siempre le sumará a la
revolución.
Ingrediente N° 7:
Establezca una economía dual en paralelo a
base de subvenciones. Una que se lleva por el régimen que alienta el gobierno
para los pobres y la otra que se le hace inalcanzable e insoportable para la
oposición. Los pobres quedan dominados y los otros buscan irse.
Ingrediente N° 8:
Establezca un régimen represivo e
infunda terror por dos vías: haga que los suyos teman perder lo que el gobierno
les da, les permite o les ofrece y, al mismo tiempo, haga que los opositores tengan también miedo a perder lo que tienen,
incluso la libertad y la vida (la suya o la de sus familiares y amigos)
Ingrediente N° 9:
Sea muy permisivo para
que se hagan cosas fuera de la ley; y haga que sea muy difícil hacerlo dentro
del marco de la ley. Así forzará a que las cosas se hagan fuera de la ley y
mantendrá a la gente amarrada, comprometida, dominada e inhabilitada moralmente.
Ingrediente N° 10:
Las elecciones son un
vitalizador de la esperanza. En tiempo de elecciones:
Ø Entregue más de lo
que esperan y hágale mucha propaganda bien focalizada.
Ø Para realzar la
imagen del defensor del pobre, propínele muchos golpes sucios a los opositores.
Ø
Primero, atienda a los más pobres, son los más baratos. Apoye
ascendiendo en los otros estratos sociales hasta donde sienta que es suficiente
para “ganar las elecciones”. El resto es “el enemigo para la lucha de clases”.
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