Esta semana se ha presentado en el IEEE (Instituto Español de Estudios Estratégicos) otro libro sobre inteligencia. Esta vez versa sobre los conceptos fundamentales de inteligencia. En él participan 44 expertos de ocho países diferentes. Yo todavía no he podido leerlo, entre otras cosas porque su precio me parece desorbitado, y, por tanto, no haré una crítica sobre él. Tampoco he podido acceder al índice de contenidos. La honestidad intelectual pasa, entre otras cosas, por no criticar aquello que ni tan siquiera has leído y que, sin lugar a dudas, tendrá cosas y contenidos muy loables.
Lo que si voy a criticar, si el lector me da su permiso, es el estancamiento de la disciplina en generalidades varias que nada o muy poco tienen que ver con lo que en realidad le importa al analista profesional que no es otra cosa que la metodología de análisis y sus senderos más o menos transitables. Yo, personalmente, hace mucho que huyo de obras generalistas o más o menos noveladas sobre la materia. Suelen aportar muy poco, cuando lo hacen, a mis inquietudes e intereses con lo que respecta a la disciplina.
Lo cierto es que, a dia de hoy, la brecha entre teoría y profesionalización es sensiblemente grande. Es decir, existe un abismo entre lo que se publica y lo que, a veces, se enseña y lo que utiliza realmente el analista profesional. Y las obras de carácter generalista no contribuyen precisamente a reducir esa brecha sino que incluso la aumentan.
Lo cierto es que, a dia de hoy, la brecha entre teoría y profesionalización es sensiblemente grande. Es decir, existe un abismo entre lo que se publica y lo que, a veces, se enseña y lo que utiliza realmente el analista profesional. Y las obras de carácter generalista no contribuyen precisamente a reducir esa brecha sino que incluso la aumentan.
En España hace ya mucho tiempo que se está intentando dar bases científicas a la disciplina, pero esto no ha llegado a cristalizar precisamente porque se obvia el meollo de la cuestión. Y es que el corazón de la inteligencia es la etapa de análisis del denominado Ciclo de Inteligencia y dentro de esta etapa la metodología de análisis es el humus primigenio de todo lo demás. Sinceramente creo que ese no es el camino y que por ahí no se llegará a ningún lado.
Por otro lado, se necesita, de una vez por todas, consensuar los contenidos sobre la disciplina impartidos en las distintas universidades, contribuyendo así a establecer las bases y los criterios para una posterior profesionalización como se hace en otros países. Pero en este bendito pais, algo que parece lógico, no lo es tanto, porque, frecuentemente los intereses varios pesan más que el querer hacer bien las cosas e impartir calidad a los futuros analistas. Y ahí tiene su parte de responsabilidad el CNI con su director la cabeza.
Aún a día de hoy se escuchan cosas como que lo fundamental para un analista es el dominio de varias lenguas. Evidentemente esto es importante, pero ni mucho menos es lo que define a los mejores analistas. Lo que es fundamental es manejar las distintas formas de pensamiento, dominar las etapas del análisis y la metodología de análisis, tener las capacidades necesarias para analizar y relacionar todo tipo de información bien sea cualitativa o cuantitativa y poseer los conocimientos en herramientas y software adecuados. Los analistas no son linguistas, ni tampoco documentalistas y esto debería quedar claro. Como el lector observará todos estos puntos que he mencionado requieren una formación específica.
Aún a día de hoy se escuchan cosas como que lo fundamental para un analista es el dominio de varias lenguas. Evidentemente esto es importante, pero ni mucho menos es lo que define a los mejores analistas. Lo que es fundamental es manejar las distintas formas de pensamiento, dominar las etapas del análisis y la metodología de análisis, tener las capacidades necesarias para analizar y relacionar todo tipo de información bien sea cualitativa o cuantitativa y poseer los conocimientos en herramientas y software adecuados. Los analistas no son linguistas, ni tampoco documentalistas y esto debería quedar claro. Como el lector observará todos estos puntos que he mencionado requieren una formación específica.
Si queremos desvincularnos de la tradición anglosajona y crear pensamiento propio en la materia, como afirmó el director del CNI, debemos construir sobre principios sólidos y no sobre generalidades. Y hasta ahora se ha escrito mucho sobre los accidentes pero no sobre la esencia. Quizás, con un poco de suerte, algún día, pueda leer un volúmen, escrito por expertos nacionales, conocidos o no tan conocidos, dedicado exclusivamente a la metodología de análisis y decir que realmente todo el esfuerzo mereció la pena.
El director también hablo de que hay que estar preparados para que la palabra inteligencia entre en el ámbito civil. Yo voy un poco más allá. En la segunda guerra mundial tuvieron una participación decisiva los civiles, mujeres y hombres, que, incorporándose al Ejército por las circunstancias, fueron destinados a labores de inteligencia. Formar a los ciudadanos en inteligencia no es un brindis al sol, puede ser decisivo en caso de confrontación bélica, donde no se puede improvisar sobre la marcha y donde a menudo las capacidades de inteligencia deben ser reforzadas obligatoriamente y deprisa.
En la presentación, como no puede ser de otra forma, se habló mucho de los avances, pero no se observó ni una leve crítica a lo que se ha hecho no tan bien. Valgan estas palabras como crítica constructiva.
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